domingo, 16 de septiembre de 2012

Déjame que te cuente...

Ahora que, a pesar del murmullo del mundo, nos  hemos quedado solos, déjame que te cuente que me pierdo en tus ojos, que me puede llegar a enloquecer tu boca. Que noto cuando me miras incluso cuando estás a mi espalda. Una sonrisa que hace brillar unos ojos y unos ojos que destapan una sonrisa. Ahora que estamos aquí, déjame que te cuente, bajito y al oído lo que te quiero,  las veces que me levanto y sigo sonriendo, los minutos que paso contando las horas que me quedan para verte, el mundo que no existe sin ti. Déjame que te cuente que duele, que ha dolido y que, aun así, siempre ha habido un motivo para seguir adelante. Déjame que te cuente lo que siento y lo que no he sentido, mis locuras, mis esperanzas, mis miedos y mis delirios. Déjame contarte mi vida y la que aún no hemos vivido.  Y, entonces, te tocará a ti, te cederé la palabra, pero tú no me lo digas al oído, no me hables tan bajito que no respondo. Quédate en silencio que tus ojos a mi ya me hablan y, con esas palabras, a mi me sobra el sonido…

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