martes, 18 de diciembre de 2012

Esperanza

Esperanza de Triana. CruzAlzada

18 de diciembre. Ya lo dijo un Grande: “el sueño de los que están despiertos”.
 Una mirada que juega a recrearse en el iris que se posa frente a frente del negro azabache. Los ojos que cautivan y dejan preso. Esclavitud y libertad.  Aquellos que toman tu mano y jamás te sueltan. La llamada. Eterna sinfonía de octosílabos perfectos que da ritmo a una ciudad entera.  La compañía. Jamás volverás a caminar solo. El impulso en el obstáculo, la cuerda que te sostiene cuando estás a punto de caerte. El apoyo que te levanta más allá de tres veces.  El fin y el principio del mundo. El arte. La emoción. La risa que baila con el llanto. El recuerdo. Historias en la memoria que retumban entre las paredes de una capilla alcanzando la confidencia de dos. Tú. Yo. El beso. Verde. Los cinco sentidos. Lágrimas y consuelo. El cielo y el suelo. Lo divino, aún más humano. Postrarte ante sus plantas justo en el momento en el que se para el mundo. Estilo de vida. Claridad marina, olor salado.  ¡Tenía tantas cosas que contarte que no supe nunca por dónde empezar! Silencios que valen mucho más que cualquier palabra. El latido del corazón, acelerado y desacelerado.  La amargura de esta eterna incertidumbre. El no saber o el saber más aún. Dolor que calmas.

Ante ti,  la inocencia de una pequeña de ojos celeste cielo. La experiencia de unas manos que asomaban testigos del paso del tiempo. El negro de la triste ausencia. La ilusión. Incluso, más allá, el desconocimiento…

Hay motivos para creer en (im)posibles, sobran razones para sonreír.  Pureza en el nombre que es centinela de un barrio entero. El lugar donde habitarás por siempre. Eterna.  Inmortal. Esperanza. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario