domingo, 10 de febrero de 2013

Soñando con lo vivido...

A tan solo una semana del Vía Crucis del año de la Fe, un acto que, para muchos sera inolvidable, os dejo el artículo que me encargaron para el último boletín de la Hermandad de los Dolores de Torreblanca:

"Amaneció la fría mañana de domingo, esta vez mucho más temprano que de costumbre. La Luna comenzaba a dormir cuando los primeros rayos del sol peinaban su pelo plateado. El tiempo, el cruel paso del tiempo, hizo temer su presencia en este día.

Cuentan que los vecinos la conocen, que el barrio muchas veces con ella se ha volcado porque no le hicieron falta crisis bautizadas por gobiernos para vivir en un eterno fin de mes. Cuentan, muchos cuentan,  que soñaba con este día y que fueron muchísimas las veces en las que, por un momento, vio su sueño truncado, pero ella ya estaba casi lista. Casi contra todo pronóstico ese día iba a ser suyo y, por ello, ya salía de casa.

El camino sería largo. Hacía meses que no cogía el 29, aunque pocas cosas habían cambiado… O quizás muchas. Sentada, sola, en los primeros asientos del autobús,  comenzó su largo viaje en el tiempo al compás que marcaba el autocar. Recuerda al Padre Antonio, cuando allá por el año 1988, se presentó en el barrio con una Dolorosa. Quién iba a decir que, a partir de ese momento, ni un solo paso podría darse sin mirar el rostro de la Virgen de los Dolores. Se acuerda de los que ya no están y disfrutarán como nunca en el rincón que comparten en el cielo. Vicente y Juan organizarán hoy una gran fiesta. Pasa recordando horas e incluso llega a emocionarse, quizás, antes de tiempo…

Llegó el momento. El paso, encuadrado en las puertas de Santa Marina y en su retina, se funde la estampa actual con una tarde de 1995. La imagen ha cambiado y mucho. Sin embargo, el sentimiento es el mismo. La emoción, la ilusión. La calle Feria vibra como nunca lo ha hecho. Torreblanca y el Carmen. El inicio, el principio de la Víspera más unido y más fuerte que nunca. Quién iba a decir hace diecisiete años que, a la misma hora, en el mismo lugar, ambas se esperarían. El centro de la ciudad que, a veces anhela, más Torreblanca que nunca. Torreblanca entera, hecha Sevilla. Ella, envuelta en un río de personas inconfundibles, que conducen el paso hasta la avenida, mientras recuerda y sigue pensando en todo el camino que la ha llevado hasta allí. Los palos duros nos hacen más fuertes y, quizás por ello, el barrio aprendió cuando durante un año quedó huérfano. La historia, aunque duela, no se olvida y el año 2000 queda patente entre los vecinos del barrio. La ausencia es el mayor de los Dolores... y Dolores es la mayor alegría cuando llega a visitarte, a pesar de vivir lejos de la parroquia. Acercar a quiénes están lejos lo que tantas veces desean. Esta es otra de las grandezas de vuestra Hermandad.

El Paso de misterio, Jesús ante Pilatos, de nuevo encuadrado en la puerta. Esta vez otra. Grande, muy grande y no solo en dimensiones. El tiempo se detiene y el pulso se acelera. En su mente tan solo retumba la frase que, en su tiempo, pronunció el Cardenal Carlos Amigo Vallejo: Las puertas de la Catedral están abiertas a todas aquellas hermandades que quieran dar testimonio de un culto auténtico al Señor y que vivan según la caridad fraterna. Y están abiertas todos los días del año”. Ahí va Torreblanca. El barrio que procesa como pocos la fe y toma día a día la mano de la Caridad entre los suyos. Es 17 de febrero, un día que,  mucho antes de ese momento, ya se tachaba de inolvidable. Júbilo. Éxtasis. El camino de vuelta marcado por la felicidad entonada por las hermanitas de la Cruz. La calle San Luis convertida en la plaza de las Acacias.   

El sueño cumplido. La Esperanza que jamás desaparece. La sonrisa que tanto necesitaba. El aliento, la fuerzas y las ganas de seguir luchando. La infancia. La vejez.  El olvido y el recuerdo. Una vecina que, vuelve al barrio, soñando con lo vivido. "
                                                                                            Carmen Rodríguez Endrina
Boletín 2013, hermandad de los Dolores de Torreblanca.  

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