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Nos faltaron mil excusas para no separarnos
aquella noche, nos faltó algún que otro viaje acompañado de mil locuras
secretas; un par de canciones dedicadas perdiendo la poca vergüenza que nos
queda. Nos hizo falta un susurro. Te quiero. Echamos de menos algún café a media tarde, contando mil batallas de la
mañana. Faltó tu impulso acompañando al mío, las ganas de venir a buscarme. Una
llamada, tus palabras. Llegar a la Luna. Me faltó contarte las cosas que aún no
te he contado. Sobraron siempre las ganas de ti. Se ausentaron las confesiones cuando sobraban los motivos. Me faltó tu abrazo, tu voz en
el momento más esperado. Te faltó pedirme que no me fuera, que volviera y que
me quedara allí, a tu lado. Sobraron razones, faltó el valor. Nos hizo
falta organizar nuestro tiempo, el que pasamos juntos y el que pasamos lejos.
Nos faltaron los besos, las caricias en las manos mientras caminábamos por la
orilla del paraíso. Faltó la soledad, sobró la compañía mucho más allá de la
tuya. No faltaron las sonrisas que aún hoy aparecen iluminándonos. Andar por
una playa, correr por las huellas que los pies marcan al compás del vaivén de
las olas. Faltó cumplir los sueños. Y ahora te vas, y casi no te puedo detener… Y es que nos hizo falta tiempo para vivir.
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